Hace unos cinco años no se escuchaba mucho de los lugares que se pueden conocer en la vía Santa Marta – Riohacha. Este bello trayecto, en el que se encuentra Palomino, estaba fuera del radar de los viajeros que buscan lugares de ensueño para un descanso verdadero.
Hoy son muchas las personas que han llegado allí, desde diferentes partes de Colombia e incluso del exterior para fijar su residencia, sino permanente, al menos por muchos meses. Una gran cantidad de turistas llega sin mayores expectativas, por algo que escuchó casi sin querer de otra persona, para quedar atrapados por la magia de este entorno privilegiado.
Y no es para menos, Palomino es uno de esos paraísos que hay que descubrir con paciencia. Al llegar pensé que me había bajado en el lugar equivocado, pues lo único que se ve son estaderos de carretera y una que otra cantina, pero lo que atrae turistas nacionales y extranjeros se encuentra caminando, a ambos lados de la vía.
Por un lado uno puede adentrarse hacia la Sierra; con menos de dos horas de caminata aparecen arroyos calmados, fríos y transparentes, así como ríos grandes que se dirigen apacibles hacia el mar.
Por el otro lado, está el mar, donde las olas azotan la playa con más fuerza que en otros lugares, y donde se han construido algunas cabañas que ofrecen hospedaje, hamacas y espacios para camping, dirigidos a los pocos turistas que llegan.
Quizás este es el mayor encanto de Palomino, la confluencia de la montaña y el mar, la posibilidad de nadar en un río cristalino y dulce o de bañarse en olas de agua salada, ver hermosos atardeceres, olvidarse de todo gracias al sonido hipnótico del mar. Una hamaca mecida por el viento que trae el océano se convierte en una especie de máquina del tiempo que alarga las horas, de la que uno no se quiere bajar nunca (sino es para buscar otra cerveza).
Dado que llegan tan pocos turistas es inevitable mirar al otro con actitud de quiero-esto-para-mi u ojalá-que-no-llegue-nadie-más.
Para darse una idea de la magia del lugar tengo una anécdota: en el hospedaje que me quedé conocí a Juan, un médico español que se encuentra en Colombia hace algunos meses estudiando una especialización. Decidió dar un viaje para conocer todo el país de manera un tanto vertiginosa, con el tiempo contado en cada lugar, debido a las obligaciones de su profesión. Esperaba quedarse dos días en Palomino, cuando hablé con él llevaba casi una semana y no tenía la más mínima intención de irse pronto.
Si van a conocer o ya han estado allí me cuentan su experiencia.
Recuerden que las fotos son mias, si las van a usar, por lo menos avisen
Nota:
El hospedaje donde me quedé:
ZUKLA: zuklaplanet@gmail.com – 3116980624
Máximo tres 